25 de enero de 2004

Pierre Bourdieu, Patricia Redondo y la educación (Autora: Flavia Ricci)

El domingo 18 de enero leí en La Nación un artículo sobre el último libro publicado del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) en colaboración con Jean-Claude Passeron. Lo primero que me llamó la atención fue la entrada de La Nación. Y cito: ‘señalan con implacable lucidez la forma en que el sistema escolar ayuda a fortalecer las divisiones sociales’. Muy bien, ya tenemos la palabra ‘sistema’, que nos viene a decir que a continuación nos hablarán de opresión, represión y demás conceptos de izquierda con los que muchas veces discrepo. Y sí, este también es el caso.

'En cualquier terreno cultural que se los mida -teatro, música, pintura, jazz o cine-, los estudiantes tienen conocimientos mucho más ricos y más extendidos cuando su origen es más alto'. ¿Más ricos o más estructurados, 'sistematizados'? ¿Es que acaso el conocimiento es garantía de entendimiento? Por haber hecho un curso de arte no significa que entienda mejor el arte que alguien que simplemente se detiene frente a un cuadro y percibe lo que el autor 'quiso mostrar'. ¿Qué entienden los autores de 'Los Herederos' por 'cualquier terreno cultural'?.
Pero claro, leyendo un poco más el artículo de La Nación, ciertamente sin desperdicios, podemos observar que los autores utilizan términos como 'transmitir': 'Por oposición al medio pequeño burgués donde la mayoría del tiempo los padres no pueden transmitir otra cosa que su buena voluntad cultural, las clases cultivadas manejan est?mulos difusos mucho mejor pensados para suscitar, por medio de una suerte de persuasión clandestina, la adhesión a la cultura'. ¿Así que la cultura se transmite?.

Sigo leyendo y me encuentro con la hasta ahora única frase con la que estoy de acuerdo: (la educación) 'Podría ser entonces la vía regia de la democratización de la cultura si no se dedicara a consagrar -por el simple trámite de ignorarlas- las desigualdades iniciales ante la cultura y si no soliera llegar -por ejemplo, reprochándole a un trabajo académico que sea demasiado "académico"- hasta desvalorizar la cultura que se transmite en beneficio de la cultura heredada que no lleva la marca del esfuerzo y, de ese modo, favorecer a quienes aparentan facilidad y gracias'. Bien, la educación podría ayudar a democratizar la cultura.

Y aquí me topo nuevamente con un párrafo con el que tampoco veo claro a dónde apuntan los autores de 'Los Herederos': 'la enseñanza secundaria clásica transmite significaciones de segundo grado, dando por adquirido todo un tesoro de experiencias de primer grado, lecturas suscitadas tanto como autorizadas por la biblioteca paterna, espectáculos elegidos que no se ha elegido, viajes en forma de peregrinaje cultural, conversaciones alusivas que sólo esclarecen a las personas ya esclarecidas. No resulta de esto una desigualdad fundamental ante este juego de privilegiados al que todos deben entrar pues se les presenta repleto de los valores de la universalidad'. ¿La enseñanza transmite, asi, sin más? ¿'Los autores son tan herméticos y negativos como para suponer que si no se poseen lo que ellos denominan 'experiencias de primer grado' no se puede aportar nada?

Definitivamente, parten de la base de que la cultura se transmite. Una lectura lineal como el propio término que utilizan y que desde el comienzo está menoscabando al aprendizaje y descreyendo de las potencialidades de la escuela como institución educativa. Y ahí comprendí que no podrían haberle puesto mejor título a su libro: 'Los Herederos'. Porque ¿qué es ser un heredero? Tomar algo tal y como nos lo dan: más allá de que después podamos o no modificar esas condiciones o lo que hemos recibido. Pero creo entender que los autores han preferido no entrar en prospectivas.

Al día siguiente, 19 de enero, leí un artículo en Pagina/12 sobre la escuela y la pobreza. Les recomiendo, ahora sí, este artículo que tiene como protagonista a la docente y especialista Patricia Redondo.

Cito algunas frases que me parecieron interesantes: 'Las palabras que organizaron el discurso de la reforma educativa estaban marcadas por la innovación educativa. La consecuencia de ese discurso fue desconocer, en términos históricos, lo que produjo la escuela argentina en términos culturales y sociales. Y al mismo tiempo se devaluaron todos aquellos saberes que portaban los maestros (...). No hubo ningún proceso donde se pusiera en la balanza qué había que conservar del oficio de enseñar y qué era necesario transformar'.

'La reconversión partió en muchos casos del desconocimiento de los saberes de los docentes. No tengo dudas de que es necesario abrir instancias de capacitación. Pero una cosa es pensar la formación, recompartiendo el reconocimiento de los saberes, y otra muy distinta es plantear la reconversión como una instancia donde lo único que hay es el cambio curricular. Más aún, no sólo se desconocen las posibilidades institucionales, sino que el maestro queda atrapado en el lugar de la culpa por la imposibilidad de llevar a cabo el trabajo producto de esas dificultades que han sido desconocidas'.

También se refirió al asistencialismo llevado a cabo por la escuela históricamente. ('La escuela ya ni siquiera asiste') y a la necesidad de una inversión constante, no por medio de programas, en la educación ('La escuela no tiene presupuesto para su mantenimiento. Hay que estar en permanente negociación con las autoridades educativas de turno').

Continuando con la entrevista a Patricia Redondo, ella da un muy buen ejemplo de las políticas clientelares y su impacto en los modos de enseñar y aprender: 'Cuando un gobernador manda 400 pares de zapatillas con su firma a escuelas de zonas carenciadas donde hay 1200 alumnos... uno podría decir: Llega calzado a las escuelas donde los chicos dejan de ir a aprender por no tener calzado. Pero el hecho de que el calzado llegue firmado por el gobernador es una escena de tutelaje. Porque en esa firma, el chico está mostrando su condición de pobreza. A su vez, estas escuelas, donde nunca llegan las cosas para todos, deben decidir qué alumno es más pobre entre los pobres para repartir lo poco que hay. Nada de esto es neutro en términos institucionales. Estas acciones de gobiernos constituyen subjetividades y sobrecargan a la escuela de una tarea que no sólo no le corresponde sino que la relaciona con mecanismos de mayor diferenciación social'.

Para finalizar, se refiere a la falta de valoración social y reconocimiento hacia los docentes. "Y es que hemos entrado en un círculo vicioso en el que: los docentes no son valorados se desarrolla el desinterés del docente, entonces los docentes no son valorados. En este caso, no cabe preguntarse si fue primero el huevo o la gallina, sino que muchas veces los argentinos estamos acostumbrados a dejar pasar las cosas, a verlas pasar. Creemos que para que todo vaya bien son los demás quienes tienes que esforzarse, y nos falta saber decir 'muy bien, gracias'. Los docentes se las han tenido que ver con muchas situaciones desconcertantes, entre el Gobierno de turno, los alumnos, las familias de sus alumnos, el resto de los docentes ... y hasta ahora allí siguen".

Ricardo Piglia, en su libro "Respiración Artificial" escribió una frase que me recordó algo que los argentinos deberíamos comenzar a poner en prá?ctica, y no sólo con los docentes. Cito: "Haced que el país, antes orgulloso de él, no lo insulte ahora". Haber estudiado en Argentina para mí siempre ha sido y será un orgullo. Y estoy dispuesta a hacer lo necesario para que lo siga siendo para las generaciones venideras.

1 comentario:

anonyma@agnostik.com dijo...

resulta muy interesante que señales en este post esas vaguedades que nos hacen participar de un proceso de enseñanza-aprendizaje en el que no está claro lo que se entiende, para así llevarlo a los alumnos y tratar de únicamente "transmitir" eso que no se tiene claro, y que esto perdure, cual patrimonio inamovible de "conocimiento".

aquí en México la situación no es muy diferente, ya que el sistema educativo promueve esa postura de aceptación (o fe ciega) en lo que se aprende, sin posibilitar el uso de la razón, el análisis, la discusión y por ende la transformación de docentes y alumnos en el propio aula.

muy valioso resulta el darle una revisada a cada punto que tocas y aunque no estoy familiarizado con las referencias que mencionas, si tengo algunas afinidades en este momento con lo descrito, para pensar.

gracias por el aporte.

:)